viernes, 23 de junio de 2017

TÚ Y YO

TÚ Y YO
Solo esperaba a que el reloj marque las ocho para poder salir de casa e irme con Edmundo, mi crush. El me propuso tirarnos la pera en el colegio e irnos a su casa ya que sus papás no iban a estar. En realidad me daba mucho miedo hacer eso por lo que nunca lo había intentado, pero aun así me arriesgué.
Ese día fue el mejor de mi vida ya que por primera vez me entregué a él. Fue un momento muy erótico, lo hicimos en su cuarto, cocina, sala, baño y hasta en la cochera. Fue un momento en el que él y yo éramos los únicos en este planeta pues solo entre los dos abundaba el amor y la pasión.
Pasó el tiempo y no se volvió a repetir la misma situación. Había algo que muy dentro de mí me mantenía insegura e infeliz puesto que mi mes aun no me llegaba. Pasaron los meses y no sabía qué hacer, me ocultaba en los pilares de los viejos pasadizos de mi colegio para que así los demás no critiquen ni pregunten sobre lo que me pudo estar pasando. Lo que más temía es que lleguen rumores a oídos de mamá, ella nunca llegó a sospechar ni a imaginarse de que su hija de 14 años iba a ser mamá.  Fue muy difícil tratar de esconder mi estómago, puesto que cada mes crecía más. Esos cuatro meses solo trate de esconderla detrás de mí mandil. A partir del cuarto mes empecé a notar que ya no la podía esconder, simplemente era una niña que estaba totalmente tímida y desesperada por lo que no quería que las demás personas noten mi realidad. Mis notas bajaron demasiado, era imposible concentrarme. Los profesores preocupados se acercaban a mí pero mi excusa siempre fue, la separación de mis padres.
Llegando a mi casa me puse a pensar que por lo menos debería contarle a mi mejor amiga. Ella de alguna u otra manera me podía ayudar ya que tiene unos años mayor que yo. Al día siguiente en el recreo, la jalé y le dije la verdad. Ella se quedó tonta por la noticia que le di pues nunca se lo esperaba de mí. Después de una charla bastante tensa y larga, me recomendó unas pastillas para que pueda tomar y en una me lo pueda bajar o también me dio la otra opción de llevarme donde una señora conocida y me realice un aborto terapéutico. Eso no estaba en mis planes pero al hablar con ella me cambio la perspectiva de ver las cosas por completo. Aun así me quedé con una inseguridad porque sabía que eso que quería mi mejor amiga que haga estaba mal.
Esa tarde fui a la Iglesia a pedirle al Señor que me ayude a tomar buenas decisiones. Al confesarme, el cura me comentó que lo que quería hacer era un pecado y no podía ser tan cruel. Al salir de la iglesia me senté en un parque y comencé a pensar que eso que quería hacer no solo era un pecado si no también es ilegal. Sentía los latidos de mi pequeño claramente como si estuviésemos contactados y sabía que muy dentro de él me decía NO LO HAGAS, MAMÁ. Pero de un momento a otro se me pasó por la mente todo lo que hablé con ella y simplemente por desesperación y con todo el dolor de mi corazón decidí realizarme el aborto terapéutico. Lo que menos quería es que mi mama y los demás se enteren de lo que estoy pasando así que decidí llamarla. Felizmente ella me iba a colaborar con el dinero ya que yo no sabía de donde sacar tanto dinero de la noche a la mañana.
Al llamarla me dijo que mañana mismo antes de ir al colegio nos tiremos la pera para que me lleve. Me aseguro que esa señora hacía su trabajo muy bien.
Al día siguiente, la mañana estaba totalmente fría, ni siquiera quiso salir el sol, me sentía muy destrozada y pensaba que era una basura por completo. Eran muchos sentimientos encontrados dentro de mí que me volvían loca. Antes de entrar a ese cuartucho, arranqué una hoja de cuaderno y dibujé un corazón que decía tú y yo, este lo hice por un motivo muy especial ya que a pesar de que este haciendo estas cosas y me sienta una mierda completa, sabía que siempre mi bebe y yo estaremos conectados, unidos a través de ese corazón. Ese papelito lo tendría guardado toda mi vida puesto que solo yo sé cuán importante es para mí. Lo último que me acuerdo fue que caí en una camilla, ella estaba alado mío y sabía que todo iba a salir bien.
De pronto al despertar, veo que mi alma sale poco a poco de mi cuerpo y no podía creer lo que estaba viendo, cada minuto me asustaba más. Estaba tirada en medio de una chacra con la mirada perdida, al costado mi viejo mandil y en mi mano el corazón, gritaba lo más fuerte que podía para que vengan a ayudarme pero nadie me escuchaba, al parecer ya no podía regresar a mi cuerpo, simplemente ya no pertenecía a este mundo.

                                                                               María Fernanda Guzmán Meza

EL INGENIERO BOMBITA

A mi parecer el ingeniero bombita es una persona muy grosera. Trata de arreglar las cosas por medio de la violencia física y verbal y ese no es un medio adecuado para arreglar los problemas. En la mayoría de veces, cuando se arregla los problemas de esa manera casi todo sale mal, como le paso a este Ingeniero. Por sus tonteras y ridiculeces perdió su trabajo, familia y hasta terminó en la cárcel por no saber pensar y actuar bien. 
Por otro lado un error no se puede comer más de dos veces y a mi parecer el Ingeniero bombita estaba actuando de una manera muy autoritaria porque simplemente no obedecía lo que el reglamento público ponía y siempre regresaba con la misma excusa "no estaban pintadas las líneas de estacionamiento”. Aun así que él sabía que había actuado mal no se rectificó y los mismos errores los volvía a cometer más a menudo. Al momento de reclamar ya casi nadie le creía ni le hacía caso porque no era primera vez que actuaba de esa manera.

Finalmente yo pienso que él no debió usar sus conocimientos y habilidades con un objetivo de venganza para hacer daño a los demás. Explotar una bomba en medio de todos fue algo muy atrevido,  impulsivo e inconsciente de su parte ya que se dejó llevar por la ira que sentía sin pensar en con cuántas vidas iba a matar. 


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miércoles, 21 de junio de 2017

Erika Verónica Meza Romero, mi heroína

Erika Verónica Meza Romero, mi heroína
Por María Fernanda Guzmán Meza
Tengo una madre soltera. Ella es la mujer que siempre estará en mi corazón y admiraré con todo mi ser, ya que al ver la fuerza de voluntad tan grande que tiene para hacer tantas cosas no tengo más que sentirme orgullosa. Y puedo afirmar que tengo a la mejor madre del mundo.
Se llama Erika y nació en Arequipa el año 1972. Le encanta trabajar con los niños, es profesora de inicial en el colegio “Funny Garden”. Tiene mucha paciencia con las personas y, sobre todo, con mi hermana y conmigo. A pesar de los malos momentos que pudo tener en la vida, ella es muy feliz con nosotras y siempre luchará para que mi hermana y yo seamos las mejores.
Son las seis de la tarde y me reuní con mi mamá en el patio de mi casa, le comenté que la iba a entrevistar porque para mí no hay nadie mejor que ella y siempre será la mujer que admiraré. Ella estaba con su pijama y sus pantuflas de oso. Para que estuviera más cómoda, pues hacía mucho frío, le serví una taza de té caliente con esas galletitas que a ella le encantan.
–¿Cómo fue tu infancia? –le pregunté.
–Mi infancia fue muy dura, pasaba por momentos malos como también buenos. Mis padres nos sacaron adelante y nunca dejaron que nos faltara nada. Teníamos todo a pesar de que nuestra situación económica estaba mal.
–¿Cómo eras cuando ibas a la universidad?
–Bueno, la universidad fue la etapa más feliz de mi vida porque conocí a bastantes personas que hasta ahora son mis amigos. Siempre fui estudiosa y sacaba buenas notas. Me acuerdo de que después de mis clases me iba a trabajar para tener mi propio dinero. No me gustaba pedirle plata a mis padres.
–¿Cómo fuiste con tus padres?
–Siempre fui una buena hija con ellos. Nunca los decepcioné. Más bien ellos están muy orgullosos de mí y eso es lo que me tiene tranquila.
–¿Alguna vez se te presentaron dos opciones importantes en tu vida de las cuales solo podías elegir una? Si es así, ¿qué pasó y por qué no elegiste la otra?
–Si –me dijo convencida–, esa decisión fue la más difícil que tomé en mi vida. Fue cuando me separé de tu padre, podía quedarme junto a él y seguir formando una familia como todos mayormente la tienen, pero la otra opción fue irme con ustedes y ser totalmente felices alejadas de tu padre. Decidí irme con ustedes porque tu papá nunca iba a cambiar y sabía que si me quedaba iba a seguir haciendo de la suyas. Entonces a mí no me faltaba nada era la mujer más feliz del mundo porque las tenía a las dos. Fue la más difícil porque yo pensaba en ustedes y no quería que crezcan sin su padre, pero era necesario.
–¿Cuál es el recuerdo más feliz de tu vida?
–El recuerdo más feliz de mi vida fue cuando nos fuimos a Colombia, es el más feliz porque tuvimos muchas aventuras en ese país. Cada ocurrencia de tus tíos y de ustedes me hacía olvidar de todo los problemas que podía tener en ese momento.
–¿Qué más nombres tenías en mente para mí?
–Al principio te queríamos poner Ana Fernanda ya que tú eras la tercera mujercita que se venía a la familia. La primera es Ana Lucía, la segunda Ana Claudia y a ti te íbamos a poner Ana Fernanda pero, a pedido de tu abuelo, te lo cambiamos como María Fernanda.
–¿Hay algo que siempre has querido decirme, pero que nunca me lo has dicho?
–No, hijita, yo siempre te digo las cosas en la cara y sé que entre las dos hay bastante confianza como para no ocultarnos cosas.

–¿En quién te inspirabas cuando eras pequeña?
–Quería ser como mi profesora que tuve en la Universidad, ella nos comentaba en clases que el dinero no era importante para que una persona fuera feliz. Sólo necesitabas tener fe y hacer lo que te gusta. Haciendo lo que te gusta lograrás cumplir todos los sueños que puedas tener. También saqué de ella que siempre hay que actuar bien con los demás, ser humildes y sencillos para que así los demás tengan un buen concepto de tu persona y sobre todo para que te vaya bien en la vida. Simplemente me encantaba su manera de pensar y los logros que ella tenía.
–¿Volverías a seguir la misma trayectoria profesional si tuvieras que empezar de cero?
–Claro que sí, me encanta mi profesión y me encantará siempre.
–¿De qué te arrepientes más?
–En realidad no me arrepiento de nada, las cosas caen por su propio peso tengo todo lo que quiero y estoy muy agradecida con Dios por las cosas que me da.
–¿Qué hacías cuando tenías mi edad?
–Cuando tenía tu edad todo era distinto. Mis papás me controlaban más. Paraba más con la familia que con mis amigos, mi mamá siempre me iba a recoger de cualquier fiesta, a esos eventos iba con mis hermanas. Las salidas que tenía sólo eran hasta la una de la madrugada y esto que para mis papás era muy tarde.
–De los sitios en los que has vivido, ¿cuál es tu preferido?
–Al que me gustaría volver es a la casa de campo que tenemos en Vítor, es muy distinto vivir en la ciudad que vivir al lado de la naturaleza.
–Para ti ¿fue un choque fuerte haberte separado de mi papá? ¿Qué es lo que pensaste cuando te separaste?
–Sí, fue un golpe fuerte en mi vida porque nunca pensé formar una familia sin la presencia de la persona que amo. Quienes me dieron fuerzas para seguir adelante fueron ustedes. Con el tiempo esa herida que tenía se fue cerrando y cicatrizando… ya que sabía que yo no necesitaba de nadie para ser feliz. Ustedes ya son mi felicidad y mi único objetivo es sacarlas adelante y defenderlas para que nadie les haga daño. Pero, claro, se me vino a la mente que no iba a poder salir adelante sola y con dos hijas… Lo importante fue que tuve fe en Dios y sabía que Él me había bendecido con ustedes y me iba a dar las fuerzas suficientes para sacarlas adelante. Eso es lo que hizo, hijita, por eso es que estamos ahora aquí. Felices y tranquilas.
Rodearte de seres queridos es una suerte. Mientras sigan a nuestro lado no deberíamos perder ninguna oportunidad de hablar con ellos, de saber más sobre ellos y sobre cómo se han convertido en esas personas a las que conocemos y queremos.

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Un mundo magico

Este video me agrado bastante ya que me dio a entender que la imaginación del hombre puede ser tan grande que en un segundo puedes crear ba...